Como hemos comentado anteriormente, los ácaros no son perceptibles al ojo humano, aunque se calcula que un colchón puede llegar a tener hasta dos millones de estos “bichitos”. Y, ¿cómo saber si hay ácaros en el colchón? Para detectar, por lo tanto, su presencia, es importante prestar atención a otra serie de factores. De hecho, la mejor manera es observar si se tiene algún problema o afección cuando se está en la cama o bien al levantarse por la mañana de ella porque los ácaros del colchón se alimentan de los restos de la piel de las personas. Y ¿cuáles son los síntomas de ácaros en el colchón? Principalmente, se debe estar alerta si se producen o se notan:
Reacciones alérgicas: si ya se tiene algún problema de asma, rinitis o fiebre del heno, se intensificarán los síntomas de estas afecciones en la salud cuando se está en la cama y, prácticamente, nada más entrar en ella. Así, se sentirá un aumento de la mucosidad, estornudos, picor de nariz, presión en el pecho o respiración ruidosa, entre otros.
Picor: el picor en alguna parte del cuerpo también es otra señal de que puede haber ácaros en el colchón.
Sarpullidos y ezcemas: la aparición de granitos o rojeces, entre otras posibilidades como la irritación de la piel a modo de sarpullido o ezcema, es otro claro ejemplo de que se tienen ácaros en el colchón. Normalmente, estos síntomas son visibles al levantarse por la mañana en la zona del cuello y de la cara, así como en los pliegues de la piel en el cuerpo.
Fatiga: los ácaros del colchón también pueden causar fatiga porque la persona no descansa bien, en parte, porque no respira adecuadamente, aunque no presente un cuatro de asma o rinitis.
Tos: la aparición de tos en la cama y su intensificación son otro claro síntoma de la presencia de ácaros en el colchón.
Conjuntivitis: los ácaros también pueden producir conjuntivitis y problemas en los ojos como el enrojecimiento por irritación.